by SantiPina
Hay cuatro tipos de personas que pueden decir lo que
piensan, pase lo que pase después: los niños, los viejos, la gente muy pobre y
quienes tienen o manejan muchísimo dinero.
A los tres primeros se les concedió ese poder a cambio de
que, cada vez que digan algo inesperado, nadie les haga el menor caso. Para eso
se inventó la sonrisa condescendiente y también la expresión "sí, sí,
claro que sí".
Pero el dinero es otra cosa. No es el dinero lo que mueve el
mundo, sino el hecho de que cambie de manos. Por eso, cuando una de las
poquísimas personas que pueden liarla parda poniendo o quitando dinero en las
principales empresas de un país habla, los responsables de esas empresas tienen
que escuchar y mover ficha (sonreír es opcional en este caso).
Lo que Isidro Fainé ha dicho a principios de septiembre es
importante: "Ha llegado el momento en que los emprendedores (sic) debemos
demostrar a la sociedad, con proyectos y con hechos, que la recuperación y el
mantenimiento de la confianza no solo son posibles sino que podemos y queremos
conseguirlos".
Fainé dijo esto en la presentación del último estudio sobre
comunicación empresarial y gestión de intangibles, que curiosamente
tangibilizaba bien tangibilizado el grado de desconfianza que en esta sociedad
hemos acumulado hacia nuestras propias empresas. Otra frase de la presentación,
esta dicha por el catedrático Justo Villafañe, lo expresa tan bien que debería
enmarcarse en los despachos de todos los gestores: "Las empresas para la
sociedad son parte del problema, pero también parte de la solución". Vaya,
esto creo que es mucho mejor que un "lo siento, me he equivocado, no
volverá a ocurrir"...
Es posible que Fainé subiera al estrado con la incómoda
sensación de quien tiene que pagar al
doctor que acaba de diagnosticarle cáncer, teniendo en cuenta que el estudio
estaba patrocinado por la empresa que preside. Y esto aporta a sus
declaraciones un valor, en los dos sentidos de la palabra, aún mayor.
Como entidad financiera, es difícil no pensar que Bancaixa
tiene un montón de trabajo acumulado por hacer y un montón de trabajo muy mal
hecho por enmendar. Pero el cáncer es curable, y más aún cuando uno "puede
y quiere" curarse. Así que ánimo.
Bueno, yo me lo creo. Si lo hubiera dicho un niño, un viejo o
alguien muy pobre habría dicho "claro que sí", pero el dinero es otra
cosa. Me lo creo tanto que en vez de decir "¿Cuándo empezáis?" me
apetece decir "¿Cuándo empezamos?". Porque tal vez haya llegado
también el momento de que los ciudadanos hagamos nuestro propio estudio de
nuestros propios intangibles, si es que nos quedan, y seamos la otra parte de
la solución. No sé muy bien qué significa eso. Pero sí parece claro que el
gobierno, ningún gobierno, va a entender que un país no se levanta sin levantar
a la gente que vive dentro. Que es evidente que todo lo que hagamos lo
tendremos que hacer a pesar de los tipos que nos gobiernan. Que no van a ser
parte de la solución y ni siquiera tienen el talento suficiente para ser parte del problema. Y que estamos solos pero
somos muchos, con lo que cualquier empresa que de verdad demuestre estar del
lado de la sociedad no podrá encontrar mejor aliada.
¿Cuándo empezamos?
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